El pasado 10 de octubre, el sitio web de la revista Proceso, publicó un artículo del periodista poblano Juan Pablo Proal, llamado Luchadores gringos, más guapos que los panzones mexicanos. Dicho artículo desató la furia de un sector de la comunidad luchística de internet. Dicho sector, seguramente no leyó el artículo.
En realidad no pensaba emitir una opinión al respecto, pero muchos usuarios han pedido que SÚPER LUCHAS exponga su postura, y ésta es la siguiente.
Juan Pablo Proal es coeditor de proceso.com.mx. Egresado de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, fue director del semanario El Universitario, editado por la misma institución. Además de su trabajo como corresponsal de Proceso en Puebla, también ha trabajado para La Jornada, Excelsior las revistas Vice y Contralínea, así como en W Radio, Radio Fórmula y Cadenatres.
El artículo de Proal no se trata de lucha libre, sino de globalización y malinchismo.
El texto arranca con el tema de la lucha libre:
‘Porque los luchadores gringos impactan más con sus físicos. Los mexicanos son panzones y parecen policías municipales de rancho’. ‘Es simple, yo la veo (la lucha estadunidense) por las divas, no es lo mismo ver a Kelly Kelly que ver a Martha Villalobos’. Con estos argumentos, lectores del periódico El Universal respondieron en un foro por qué preferían la lucha libre producida en el país vecino a la mexicana”.
Esos comentarios, obtenidos después de una simple búsqueda en Google (y que ya antes habían sido utilizados en artículos similares), no significan ni el punto de vista de Proceso ni del autor. Son simplemente ejemplos de mexicanos que prefieren la lucha de Estados Unidos a la nacional, y sus razones para ello.
Y ya está todo. No más lucha.
¿Por qué? Porque no es un artículo luchístico. Proal no es un periodista especializado en lucha ni pretende serlo. Así de simple.
El resto del artículo aborda situaciones similares en otros ámbitos, como el futbol.
‘La gente prefiere ver jugar al Barcelona que ver un partido de un equipo de media tabla de la liga en México’, reconoció Miguel Couchonnal, director general del Atlante”.
En la música:
El 26 de abril de hace dos años en menos de 120 minutos se vendieron las localidades más caras en la preventa para el concierto de la cantante estadunidense Madonna en el Foro Sol. (…) María Teresa Rodríguez (…) lamentó en una entrevista concedida al periódico La Jornada: ‘(…) ¿Vivir como concertista? Imposible. No hay espacios ni oportunidades’”.
En cuestión de literatura, Proal (quien ha escrito varios libros) apunta que, aunque haya ventas tan enormes, la mayoría de los bestsellers son obras de autores extranjeros. Lo que pasa con los escritores mexicanos es francamente triste:
Que te lean es aún más improbable que obtener un asiento en el Metro a las ocho de la mañana. Y que algún día sea presidente de México un ser humano medianamente honesto es más viable que vivir de las regalías”.
Finalmente, Proal aclara que su artículo no ataca ese malinchismo por cuestión patriotera:
El multiculturalismo es parte intrínseca de la historia de los pueblos. Hollywood, Random House, Warner Music, Sony o los estudios Ghibli han enriquecido nuestra visión del mundo. No obstante, la apertura de tantos y tan potentes grifos también está esfumando la posibilidad de que las expresiones locales puedan ser escuchadas y vistas”.
Todo el alboroto que se armó con este artículo no tiene otra explicación más que pereza para leer. El link fue compartido en páginas de Facebook, y muchos (lamentablemente la GRAN MAYORÍA) se limitaron a leer el encabezado y la fuente para lanzar maldiciones contra la revista Proceso y «defender» a la lucha libre.
Pero no todo está perdido: Afortunadamente hubo muchos otros que sí leyeron y sí entendieron.
